lunes, 10 de febrero de 2014

Primer Dia y Resumen Mision


2 de febrero de 2014

 

Día oficial de dar comienzo al trabajo como una familia independiente en la obra de Dios. Ir por todas partes anunciando la mejor noticia, la Salvación por medio de la fe en Jesús y haciendo discípulos enseñándoles los beneficios de obedecer lo que Él enseñó. Claro está, cada uno en la manera que el Señor lo ha guiado para cumplir con su perfecta y agradable voluntad.

Después de muchas peticiones a Dios y de respuestas claramente enviadas por Dios, empezamos lo que para nosotros es una nueva alternativa, tanto para creyentes como no creyentes. Con esta “nueva” versión de  Iglesia se pretende, en parte, volver al modelo original. La Iglesia fundada por Jesús, seguida por sus discípulos y la que por el libro de Apocalipsis entendemos que es sinónimo de la gente que cree, ama y obedece a Dios. Por otra parte, el Espíritu Santo lleva cierto tiempo (quizás unos dos o tres años) trayendo a nuestros corazones una gran preocupación por esta generación. Cuando decimos generación nos referimos a las personas que están vivas hoy, o sea, la gente de esta época sin importar edad.

 La preocupación se debe a haber escuchado repetidamente la misma excusa de por qué no creer en Dios ni en su palabra. Algunas de las excusas suenan así: No me gustan las Iglesias, la Iglesia ha engañado a los pueblos por  años, los pastores son vividores (o violadores, pillos, hipócritas, mentirosos, pedófilos, etc.), los cristianos son unos legalistas cerrados sin tolerancia. Estas excusas, a nuestro entender, son de las más comunes. Si se analizan estas excusas pausadamente y  con determinación, podemos observar que dependiendo desde la perspectiva que se hablen pueden ser ciertas y también pueden ser falsas. Así que no vamos a entrar en debate en si tienen razón o no estas excusas. Ese no es el punto. El punto es nuestra actitud hacia ellas. ¿Qué hubiera hecho Jesús ante alegaciones como estas? O ¿Qué hizo Jesús en situaciones similares a las alegaciones? Preguntas como estas quizás nos acercan más a una actitud correcta.

En fin, Dios ha puesto una gran pasión en el corazón de esta  familia. Esa pasión es hacer lo más posible para que cada vez más personas conozcan a nuestro Salvador y Dios.  Entonces si nos acordamos que la Iglesia no es el edificio y si a muchas personas el edificio los incomoda, pues quitemos el edificio con tal de que conozcan a Cristo, tal y como Él lo hizo en las plazas, barcas, calles, etc.

 Si la Iglesia ha engañado a los pueblos por años, pues esforcémonos lo más posible por dar un buen ejemplo y por ser lo más transparentes posible, tanto con nuestras virtudes como con nuestras debilidades, así no se crean expectativas imposibles de cumplir y el día que no se cumplan la gente no se sienta engañada. Esto no solo aplica para la imagen de la Iglesia, sino también para la de sus líderes. Así imitamos a Jesús que además de tener una vida intachable no los vendió el sueño a sus discípulos de que por ser Dios nunca moriría. Él siempre fue claro, así como nos dijo que en el mundo encontraremos aflicción.

Si por ser cristianos nos llaman legalistas pues, aceptemos que el cumplimiento a cabalidad de la ley (los mandamientos) no es necesaria para salvación. Recordémonos que, el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra. Acordémonos que si de algo sirve la ley, es para conocer el pecado personal no para juzgar. Y por último, que la salvación es por fe, no por obras para que nadie se gloríe. Solo  hay que creer y tener fe de que Jesús es hijo de Dios. En vez de juzgar, enseñemos con amor como Jesús lo hizo.

Luego de ese largo resumen de a donde el Espíritu Santo nos está guiando, les relatamos lo sucedido hoy. Obviamente no fue un domingo normal, aunque nos levantamos temprano no fuimos a congregarnos con docenas de personas. Dimos un paseo en carro por San Sebastián y así alabamos con canticos al Señor mientras mirábamos el hermoso paisaje de las montañas del oeste. Tan lindo fue el momento que Elías quedó dormido. Al terminar nuestro tiempo de devoción a Dios familiar teníamos como plan visitar a Abuelo Víctor ya que esta encamado y no puede asistir a su Iglesia. Vimos esto como una oportunidad de ejemplificar que la Iglesia es la gente y que Dios prometió estar donde haya dos o más reunidos en su nombre. Pensando también que Dios, por medio del poder que su Espíritu Santo da en el nombre de Jesús, le interesa traer sanidad, esperanza y alegría a la situación de Abuelo Víctor.

El plan se vio alterado por un periodo de horas por culpa del frio olímpico. Pero una vez pasado ese momento salimos para su casa. Antes de llegar hicimos otro pequeño devocional familiar y sentimos confirmación del Señor por medio de la lectura del 2 de febrero en Nuestro Pan Diario utilizando los texto bíblicos de Juan 16:13 y 1 Juan2:15-17. De todas formas, le llevamos pan y jugo y al llegar compartimos temas de su interés. Al final le pedimos permiso para traerle una reflexión bíblica sobre los tiempos de espera como el que él atraviesa. Accedió y por ahí empezamos. Luego le explicamos el porqué de lo que estamos haciendo. Cuando terminemos la reflexión  todos coincidimos en que, ¡Esperar en Dios no es perder el tiempo!

Así seguiremos y pedimos a Dios que cada día el Espíritu de Dios nos guie a llevar este trabajo acabo, no limitándonos al día domingo. Es un cambio drástico en nuestra manera de practicar el cristianismo y un gran reto. Pero sabemos que mientras hagamos la voluntad de Dios el caminará con nosotros, así que no hay nada que temer.

Les pedimos que nos incluyan en sus peticiones diarias a Dios para que en cada momento que sea necesario podamos estar listos para responder con amor, sabiduría y poder de Dios. La semana que viene les escribiremos.

 

PD: La próxima vez no será tan largo. Esta fue la excepción para poder explicar todo.

 

¡Con Amor!

Daniel, Marielena y Elías Suárez González

 

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