lunes, 10 de febrero de 2014

Agua de Vida Eterna


3 de febrero de 2014


Estuvimos en casa de Abuelo Nando y Abuela Olga. Habíamos decidido aprovechar la ocasión para llevarles la misma reflexión que a  Abuelo Víctor. Estando allí tuve un percance con mi abuelo, que quizás hace dos semanas atrás hubiese causado que me fuera peleado con él o por lo menos molesto. Pero gracias a Dios pude recapacitar a tiempo y darme cuenta, que este tipo de situaciones son pruebas del camino que o nos capacitan para seguir adelante o nos descalifican.  Pues entendí que debía olvidar lo sucedido y aprovecharlo para dar testimonio de amor, alegría y paz. Así hicimos. Primero le llevamos la lectura del salmo 40 a mi abuela a parte porque estaba en la cama descansando por una infección en  la boca que la tiene con muchos dolores.  Gracias a Dios  lo tomó con  mucha fe, entusiasmo y agradecimiento. Seguimos con abuelo la misma reflexión y  nos permitió conocer algunas inquietudes que tiene, lo escuchamos y le exhortamos a esperar en Dios. Al finalizar todo con mucha alegría por la labor hecha, Tío Fery que estaba presente nos solicitó que pidiéramos a Dios por una situación personal. Vimos como cuando ponemos de nuestra parte Dios se encarga del resto. Esto nos dio aún más alegría.

 

9 de febrero de 2014

Llegó el domingo y nosotros sin ningún plan específico, porque una familia que teníamos planeado visitar no concretó. Salimos en el carro pidiéndole a Dios que nos diera sabiduría para escoger el lugar y la obra que haríamos. Pensamos que el domingo por la mañana es un buen momento para hacer evangelismo ya que la mayoría de los cristianos están en una Iglesia. Con eso en mente recorrimos las calles de Isabela pasando por el centro comercial, la plaza del pueblo, la playa y la bici-vía en busca de las personas a las que serviríamos hoy. En el carril de las bicicletas notamos mucha actividad de personas ejercitándose. Hace unos días vimos por internet que un muchacho se lanzó a la calle a repartir botellas de agua gratis y así lograr un acercamiento con las personas y lograr llevarles un mensaje de fe y esperanza en Dios. Esto nos motivó a hacer algo similar con tal de llegar a más personas y así más personas llegar a Dios.

Nos fuimos rápido a la casa a cambiarnos la ropa a una más deportiva para no espantar y que tampoco nos confundieran con los mormones o algo así. Luego compramos hielo, botellitas de agua y chinas. Cuando llegamos al lugar rápido preparamos el área, buscamos una sombrita, sacamos la neverita con el agua fría, mondamos una que otra china, pero se nos olvidó comprar una cartulina para anunciar la actividad. De todos modos, no permitimos que el perfeccionismo nos desconcentrara por la ausencia de la cartulina.

Paso el primer grupo de ciclistas, aproximadamente siete, todos varones. Les gritamos ¡¡agua gratis!! Unos se rieron pero otros, que quizás estaban sedientos, vieron la neverita repleta de agua y hielo y no titubearon en parar. Llegaron los siete ciclistas y le dimos agua a todos. La recibieron con muchas palabras de agradecimientos. Entonces les dijimos, “el agua que les estamos dando les sacia la sed física, pero Jesús sacia la sed del alma y no vuelves a tener sed jamás”. Algunos mostraron caras de sorprendidos, otros caras de “too good to be true” y solo uno dijo un amen de la primera. Les entregamos tratados. Lo más importante es que todos escucharon. Mientras tomaban su agua aprovechamos cada segundo para darles palabras de esperanza y exhortación de buscar a Jesús y creer en él. Gracias a Dios tomaron todas nuestras palabras con mucho agradecimiento y respeto. Así paso con casi treinta personas más. Pero hubo dos específicamente de los cuales les queremos contar.

Un abuelo con sus dos nietas. Cuando iban no quisieron parar, no sabemos si por vergüenza o quizás pensaban que se trataba de una broma. Pero cuando regresaban parece que iban arrastrando las lenguas y decidieron parar. Les dimos el mismo mensaje de que “Jesús quita la sed del alma” y por ahí seguimos hablando de mil temas. Mientras yo hablaba con Don Carmelo, el abuelito, Marielena aprovecho y se quedó hablándole a la niña más chiquita quizás tenía unos diez años. Lo cierto es que con esta familia pudimos entablar una empatía muy bonita y además de llevarles el mensaje de esperanza y vida eterna, también pudimos hablar de temas del interés de ellos como las bicicletas de colección de Don Carmelo.

En lo que hablábamos con Don Carmelo llego Luis (creo que ese era su nombre) con una mountain-bike y un estilo hippie, sin camisa, mochila en la espalda repleta, quemado como un chicharrón, pero con más abdominales de lo normal y aparentaba como de cuatro o cinco décadas. Luis paró emocionado por el agua, casi no lo podía creer. Celebró el agua y nos dio las gracias. Le dimos el mensaje de vida eterna y nos mostró que en su mochila él tenía “un librito blanco de esos que reparten” pero no se sabía el nombre. Era un nuevo testamento de bolsillo que un amigo le regalo, le dijimos que nada es coincidencia que Dios quiere que lo busque y le recomendamos que leyera el librito blanco. Él dijo, “si yo lo sé, por eso yo siempre ando con Jesús en mi cuello” y nos mostró un collar que tenía una imagen alusiva a Jesús. Y de la nada comenzó a relatar como el hermano se había muerto hace apenas dos días y murió mientras él lo cuidaba en el hospital. Nos contaba cuan duro fue el momento pero nos recalcó lo bueno que fue desahogarse “con gente buena” ya que no había podido ni siquiera soltar una lagrima de tan fuerte que fue el momento. De igual manera le exhortamos a esperar en Dios y confiar en él, pero lo más impactante para nosotros fue su insistencia en lo bien que le vino desahogarse con nosotros. Incluso nos advirtió que él está por allí todos los fines de semana quizás dándonos la idea de volver a encontrarnos.

Esto es precisamente lo que buscamos, lograr un impacto en las personas que no recurren a la Iglesia para buscar a Dios. Que la Iglesia corra a las personas para que busquen a Dios. Que las personas puedan entender que el amor de Dios no se limita a un edificio y al final que cada cual siga el camino que Dios le encomiende. Si es en una Iglesia Gloria a Dios si es de Misionero Gloria a Dios. Además de los treinta y tanto que se llevaron el mensaje de servi carro o servi bici, estos dos casos nos llenan de fuerzas y motivación para seguir adelante cumpliendo la encomienda que Dios nos dio.

En la noche volvimos a visitar a Abuelo Víctor. Le llevamos pan con queso y juguito de china, hablamos como el domingo pasado. Estaban Titi Pri y Titi Glory. En medio de las conversaciones surgieron temas e interrogantes personales de Abuelo y por medio de la Biblia tratamos de aclarar sus dudas y transmitir la paz de Dios. Al final le leímos unos versículos bíblicos relacionados a la vejez y quedo contento porque se sintió identificado. Decía “ese si esta bueno pa’ mi”. Al final también hablamos con Titi Pri de lo que estamos haciendo y nos manifestó que estaba bien contenta y que definitivamente Dios no está guiando porque es algo necesario en esta época. Así que si ya nos sentíamos contentos con lo que había pasado, esto fue la cherry en el tope. Llegamos allá como a las 7:30pm y nos fuimos como a las 11:00pm y nos fuimos por compromiso. Pero ni lo sentimos porque no hay nada más rico que hablar de los caminos de nuestro Señor Jesús.

Gracias por sus oraciones y apoyo sigan orando por nosotros para que Dios cada día nos use como él quiera y nos capacite para ser usados por él. Están en nuestras oraciones.

 

¡Con amor!

Daniel, Marielena y Elías

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